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El sábado pasado el AMOR llamó a mi puerta y la invitó (a élla) a salir (cena, bailoteo y... lo que surja) y la muy desvergonzada fue y aceptó. Han pasado tres días y aún no sé nada de la traidora puerta.
Ahora estoy en casa, sin novio, sin sexo y....¡SIN PUERTA!
P.D.: (o sea pe do), por favor, si alguien la ve, díganle que contacte conmigo (a mí no me coge el teléfono), díganle que la necesito, que sin élla hay unos corrientazos de aire en el piso que me dan cuatro cortes de digestión al día.
Aquí el amor:
Aquí la puerta (la muy puerca...)...
En julio hará menos frío...
ResponderEliminarA mi me paso lo mismo con un zocalo. No te preocupes, lo superaras.
ResponderEliminarHay que ver lo caprichoso que es el amor, lo del zócalo me deja más boquiabierta, pero gracias Capazorros, siempre es bueno compartir experiencias. Un abrazo.
ResponderEliminarA mí me sucedió una vez algo parecido. Le di mi teléfono a una tía y desde entonces ya no puedo llamar a nadie. Debí de darle tan solo el número, ahora lo entiendo.
ResponderEliminarMuy bueno Noveldaytantos je, je.
ResponderEliminarA las tías es que les das la mano y te cogen el nabo... uy, perdón... y te cogen el brazo.