No me gusta alardear de poderes convictivos más allá de los normales de cualquier ser humano hembra, pero no me negarán que con un buen escote es más fácil convencer (previa conveniente depilación láser del canalillo) sobre la conveniencia de convivir sin convulsiones eróticas más allá de una buena conversión del tamaño convenido.
Después de este discernimiento he quedado un poco convaleciente, así que convoco referéndum para mañana a las ocho de la mañana después del primer café retortijero.
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Te convendría pasar unos días en un convento para hacer unos ejercicios espirituales (o sea, follarte toas las monjas que pueas)
ResponderEliminary... qué puta eres Vanessa...
Agradezco tu comentario Barrientos (el de Madrid, como tú te monbras) y la verdad es que en este amarillento blog no sobran los comentarios, pero no sé que culpa tiene la pobre Vanessa.
ResponderEliminarMe he quedado alucinado mirando el collar y un poco más y no veo los melones. Creo que me conviene ir al oculista. O al psiquiatra.
ResponderEliminarPos es verdad que tiene un collar... no me había dado cuenta...
ResponderEliminarY dos léntigos benignos.
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