Se mezcla todo, el aumento de temperatura, el aligeramiento de ropa producto de lo anterior, el que se nos olvida durante el invierno que debajo de la ropa hay pieles de redondas turgencias, el rebotillo doingdoingdoing de las susodichas carnes aglobadas en intento de escape de escotes, minis y braguinis, la bilirrubina que nos sale por las orejas y, por qué no decirlo, las ganas de follar que dá el polen de las flores.
Todo esto lo hemos metido en un matraz y lo hemos calentado con el soplete de gas hasta hacerlo hervir durante unos treinta minutos y no ha quedado quien no se le hayan puesto los pezones de punta y los arietes amorcillados.
Se ha quedado un peste a coño y a polla en el laboratorio que hemos tenido que contener hasta sobrepasar el horario infantil, pues la proximidad de la guardería del local de abajo del edificio no nos ha permitido abrir las ventanas por temor a alcanzar a los pobres peques.
Se pueden obtener resultados similares mediante el amolamiento de tres cebollas de pueblo, cinco dientes de ajo y nueve muelas cariadas, todo éllo convenientemente diluido en una solución de azufre amarillo y pulverizado en el típico cacharro de flis-flis...
La siguiente foto ya la puse, pero la ocasión merece su repetición...
¿A que parece que va a llover....????
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