miércoles, 14 de julio de 2010

¿Por qué no me huele el sobaco?

Toda la vida llevo envidiando a esos hombretones peludos (y no peludos también), a los que les huele el sobaco a ese olor mezcla de olor a cebolla, ajo y estofado de pié de sapo recién que ha pisado una mierda de rinoceronte macho africano de varios días al sol.
Ese olor a hombre rancio (el olor digo), machuno y varonil que tan apropiante es de los transportes públicos, colas de cine y refugios atómicos. Ese olor que comparte orígenes con los provinientes de axilas, pliegues cutáneos y no obligatoriamente relacionado con la falta de higiene (nada como un olor a sobaco recien duchado...).
A tal punto a llegado mi desesperante envidia que he tenido que parar al dios del vino BACO, con una orden equina, SO, es decir, SO-BACO; y he procedido, como viene siendo protocolario en aqueste laboratorio, a matallo y dejallo pudrirse, hasta despertar a los producientes bacterios (las bacterias no estaban por la labor...) y montar una juerga oloril del copón, capullón, que no ha logrado superar ni el despligue retractil del prepucio de un neardental no circuncidado después de miles y miles de años lus. No, Luz no,... luS.


De foto ..................BACO, el dios............. del .................(lo contrario a "fue")



1 comentario:

  1. Come caca y to lo que sea de vaca14 de julio de 2010, 12:06

    No me había fijado antes, pero vaya cara de gilipollas que tiene el Dios.

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