sábado, 30 de enero de 2010

GRAVE, MUY GRAVE O GRAVÍSIMO.

Un laboratorio de prestigio no ha de temer las posibles equivocaciones que puedan cometerse durante el desarrollo de sus investigaciones. Pudiera bastar con estar bien armado para liarse a tiros con aquel al que se decida colgar el mochuelo de la falta, el cabeza de turco, el pringao de turno, el pupas...
Pero desde aquel día de agosto en el que uno de nuestros socios fundadores recibió el encargo de corroborar mediante métodos empíricos la gravedad de la ley, todo cambió para el esquema regulador de las especies animales de reproducción pluriorgásmica.
Era una tarde de diciembre (antes has dicho agosto), digo lo que me sale de los cojones (por mí vale). Bueno, pues en esa tarde de mayo (me callo), estaba nuestro amigo Newton (Nuevoton in spanish) en el laboratorio impacientemente esperando un triste encargo que le permitiera cobrar unas monedas que le permitieran comprar algo de beber y fumar. En ese momento, entró un fax requeritivo que solicitaba con suma urgencia, sin importar lo que costara, informe de experimentación laboratoril.
Ahí que nuestro Isaac, corre raudo y se nos va debajo de un arbol a emborracharse y liarse unos canutos. Al cabo unos instantes, pedo total, cae ensoñolentado. Momento que aprovecha el martillo de un boy scout que estaba construyendo una cabaña en el susodicho árbol, para caerse e incrustarse en la cabeza de Newton.
Pedo + porro + mamporro = a confusión total, con lo que Newton, en lugar de investigar sobre la gravedad de la ley va y se pone y saca la ley de la gravedad.
Gran descubrimiento éste que sirvió de lanzamiento y aprestigiamiento a este laboratorio.
Pena que desde entonces todos lo planetas y asteroides no han parado de dar vueltas en todos los sentidos, alredor unos de otros y sobre sí mismos. Un cachondéo.
Bueno, y como imagen, la manzana que se le cayó a Newton sobre la cabeza (has dicho antes que fue un martillo de un boy scout) vete a la mierda imbécil.

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