martes, 14 de diciembre de 2010

ATRAPAMOSQUITOS FAMILIAR.

En mi familia soy el único al que le pican los mosquitos.
Es agradable saber que la dulzura de mi sangre salvaguarda a los míos de la zumbante e incidiosa visita nocturna de esta especie chupóptera y alada.
Por la mañana, cuando descubro al patilargo achinchetado en la pared, con la panza agotada de sangre, acostumbro a reventarlo contra el suelo de un manotazo, aprovechando la torpeza de reflejos del bicho tras el atracón.
Normalmente el impacto hace que se reviente y es el propio borbotón de sangre el que deja al mosquito adherido al suelo y aún vivo.
Así lo dejo un rato hasta exculpar su pecados de animal porculero y paso a limpiarlo con un trozo de papel higiénico que tiro al retrete.
Me gusta finalmente tirar de la cisterna canturreando el himno nacional estadounidense (influencia filmotecaria) con la mano derecha en posición de saludo militar.
En este momento siempre me acuerdo que los estadounidenses hacen el mencionado saludo tanto tengan o no tengan la gorra puesta, cosa que en el ejército español no es correcto hacer sin gorra, ya que la forma del saludo tiene su origen en el descubrirse la cabeza como forma de saludo y sin gorra pues no te puedes quitar la gorra. Es decir, que si no tienes la gorra puesta no puedes hacer como que te la quitas. O sea, que lo verdaderamente imprescindible para sacar al caballo de la cuadra es que el caballo esté dentro.
Y ahora, pasamos a ilustrar con imágenes lo expuesto en el presente artículo:

El mosquito:




El saludo militar:




Y el caballo en la cuadra (dentro de élla):









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