martes, 13 de abril de 2010

Volviendo al asco.

Ciertamente, sin un poco de asco de vez en cuando, este laboratorio no sería lo que es. Así pues desalloremos la reminiscencia hacia el asco que nos vió nacer y nos amarilleó desde un principio.

Y es que tengo un perro, por no llamarlo caballo, ya que es de unas dimesiones extraordinarias. Es cruce de dogo gigante y mastín ruso, pero con la peculiaridad de haber crecido más de lo habitual, según el veterinario. Bueno, para que se hagan una idea, es fácil recibir un cosqui en la cabeza si te descuidas y el animalito te pasa por encima. El cosqui no es muy doloroso pues lo recibes con los huevines del bicho, que son mulliditos y cascabeléan gracilmente.

La cuestión es que, grande o no, hay que sacarlo a la calle a que haga sus necesidades. Como toda buena hija de vecina, yo salgo con mi bolsita, siempre presta a recoger los excrementos que el animalito deposita en la acera de las calles. Aquí la ley de la proporcionalidad funciona con exactitud y el tamaño de las deposiciones van el perfecta consonancia con el tamaño del perro (¿recuerdan? el de las pelotas tipo lámpara de salón). Gracias a una estudiada dieta, he conseguido que los roletes de caca sean compactos, secos y bien prensados, además de bajos en emisiones olorosas, por lo que no me resulta demasiado difícil su recogida con la bolsita.

Todo bien, asqueroso, pero bien.

Ahora llega el día en que el jodío perro se enchufa toda la tarta agusanada que había tirado a la basura la noche anterior, después de tres meses en una esquina oculta del frigorífico, cuya caducidad había ya caducado tres o cuatro veces y todo esto le produce unas diarréas que, verán:

- Saco el perro a la calle.
- Adopta el perro la curvatura dorsal con atiese de rabo propia de "cagada inminente".
- Suenan unos pedorritos previos pero ¡ojo! en tono agudo pispineante.
- Sale del culo del animal un espurreteo de líquido marrónido a modo de traps, trrrraps, traps.
- Y, a continuación, comienza un vertido lengüiforme de color (adivinen) color "marrón mierda", ¿con tropezones?, no, sin tropezones.
- Dicho y descrito vertido comienza a caer en la acera y se va extendiendo hasta formar un licuado círculo de unos ochenta centímetros de diámetro. Y, si, efectivamente, abarca las patitas traseras del animal fuente.

Y, como punto final, estoy yo, con mi bolsita de plástico recogecacas.
Menos mal, menos mal, que yo no tengo perro, ni soy mujer, ni vivo en una ciudad, ni si tan siquiera creo que existo, que si no ¿qué? Pues a pedir en el bar de enfrente una pajita para sorber, que lo que es recoger la caca hay que recogerla como sea, que si no en las ciudades no hay quién viva.
¿Y las patas del perro que se habían manchado? ¿Qué perro? Yo no tengo perro,...no existo te he dicho.




¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEÉ  AAAAAAAAASSSSSSSSSSSCCCCCCCCCCCCCOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!


p.d. no, por favor, no me hagan que ponga fotos de esto...

3 comentarios:

  1. jajajajajajajajJAJAJAJJJAJAJAJJA........AAAAAAAAGAGGAGGAGAHHHAHHAHAHHA!!!
    Me he desternillado de risa...pero mucho eh??..
    ese perro es una ruinaaaa!!..
    ah..nop que no tienes perro...;-DDDDD

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  2. ¿Y cómo le llamanos a esto? ¿Asque-roso ó asque-risa?

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  3. asque-risa.....jjjjjj
    perfecto!!

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